martes, 16 de octubre de 2012

Freud en dos párrafos



[...] A este respecto, mantengo mi consejo de hacer echarse al paciente en un diván, colocándose el médico detrás de él y fuera del alcance de su vista. Esta disposición tiene un sentido histórico [...] merece conservarse por varias razones; en primer lugar: no resisto pasarme más de 8 horas al día teniendo constantemente clavada la mirada de alguien [...]

(canto Freudiano)

"Una advertencia aún, antes de empezar; su relato ha de diferenciarse de una conversación corriente en una cierta condición. Normalmente procura usted, como es natural, no perder el hilo de su relato y rechazar todas las ocurrencias e ideas secundarias que pudieran hacerle incurrir en divagaciones impertinentes. En cambio, ahora usted tiene que proceder de otro modo. Advertirá usted que durante su relato acudirán a su pensamiento diversas ideas, que usted inclinará a rechazar con ciertas objeciones críticas. Sentirá usted la tentación a decirse: 'Esto o lo otro no tiene nada que ver con lo que estoy contando, o carece de toda importancia, o es un desatino, y por tanto no tengo para qué decirlo'. Pues bien: debe usted guardarse de ceder a tales críticas y decirlo a pesar de sentirse inclinado a silenciarlo, o precisamente por ello. Más adelante conocerá usted y reconocerá, la razón de esta regla, que es, en realidad la única que usted habrá de observar. Diga usted, pues todo lo que acuda a su pensamiento. Condúzcase como un viajero que va junto a la ventanilla del vagón y describe a sus compañeros cómo el paisaje va cambiando ante sus ojos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario