viernes, 30 de marzo de 2012



Como la mayoría de los seres vivientes, las palomas rápidamente asocian la presión de una palanca a la recompensa con comida, pero cuando se hace automáticamente cada 20 segundos, la paloma se pregunta: ¿qué hice para merecer esto? Si es que está sacudiendo sus alas en ese momento, continuará sacudiéndolas convencida de que su acción tiene una influencia decisiva en lo que pasa. Se le llama a esto "la superstición de la paloma". Cada paloma crea una respuesta idiosincrática en base al condicionamiento diferente de la otra, convencida de que su conducta influye irremediablemente en la aparición de la comida... qué hice yo para merecer esto.

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