miércoles, 8 de agosto de 2012



Vosotros los vivos hacéis estribar toda causa en el cielo, como si él imprimiera por necesidad su movimiento a todas las cosas. Si así fuese, quedaría destruido en vosotros el libre albedrío, y no sería justo que se retribuyera el bien con goces y alegrías, y el mal con llanto y luto. El cielo inicia vuestros movimientos; no quiero decir todos; pero, aunque asi lo dijese, os ha dado luz para distinguir el bien y el mal.

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